Es tiempo de empanadas. Hay pimientos a porrillo y hay que darles salida. Añadimos cebolla y atún. Pintamos la pasta con yema de huevo. Horneamos. Caliente está buena pero fría también. Reconforta grandemente los cuerpos álmicos y lo mejor es que sólo cuesta lo que lleva de harina y la lata de atún.
Lo de los cuerpos álmicos viene al caso porque es lo último que nos ha llegado hoy sobre la composición multifórmica del ser humano. No sé, igual lleva razón la criatura, pero...suena...algo empanado, ¿no?
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