domingo, 20 de septiembre de 2015

LA FAMILIA PERFECTA

Menos mal que no he tenido hijos. No me habrían salido según marcan los cánones europeos tan exaltados en tiempos no tan lejanos: rubios, serios y observo que numerosos. Madre mía qué dolores de parto. A cambio, os lego a todos mis pensamientos sobre el ser humano recogidos a modo de resumen en el blog GEOHOMODESIA, de lectura totalmente desaconsejable. Pero en tiempos convulsos es cuando se aprecia en su totalidad lo absurdos que resultan algunos planteamientos culturales que abogan por un ecumenismo bienintencionado de deseos seráficos. Aquí siempre acaba pringando el mismo, el plebeyo, el obrero, el desarrapado, para que progresen los corruptos, los listos, los que se arriman al poder. Así que lo mejor es dejar de ser carne de cañón. Me apena mucho la gente que, mirando a sus hijos con languidez, susurra: ellos lo arreglarán...
No. Ellos no "lo arreglarán", de la misma manera que tú no lo has podido arreglar y estás pringando por una miseria al mes. Ellos no lo arreglarán porque no son rubios, ni serios; son de tez oscura y sus walkirias le rezan a Marduk.

No hay comentarios: