Fíjate tú que vas caminando por esos mundos de Dios y ¡zas!, observas en una pared rocosa una población de una planta que parece interesante...te acercas...y ¡toma ya!:
Kalanchoe draigemontianum, el más ansiado desde que se aboga por sus propiedades anticancerígenas. Ya está en el jardín, después de tomar unos esquejes. Ciertamente, su aspecto es muy inquietante, con los propágulos de los bordes de las hojas listos para caer en la tierra y generar nuevas plantas...
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