En catalán, a los pedrolos gigantes y con personalidad se les llama rocs, así que esta vez los disimuladores de lo arcano lo tuvieron muy fácil: Sant Roc y andando.
El lugar marca un telurismo evidente, encerrado en sí mismo, acogedor. Hay agua, una fuentecita sencilla.
El ciprés que escolta a los visitantes es gigantesco, erecto, y sonríe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario