Parece ser que la primera referencia se encuentra en un manuscrito del siglo XVIII. En él se cuenta que el Cardenal Sinfuegos permanecía robusto y tan pancho a pesar de sus 80 años. El elixir lo inventó un médico inglés; es por ello por lo que no debe extrañarnos la presencia en la fórmula de elementos como el ruibarbo.
La fórmula era secreta, pero una historia con los jesuitas por enmedio hizo que saliera a la luz.
El manuscrito, escrito en latín y en catalán, indica:
133 gramos de hoja de sen, 66 gramos de caqui, 66 gramos de raíces de enula campana, 266 gramos de uvas secas sin semillas, 33 gramos de regaliz, 66 gramos de semillas de coriandro, 33 gramos de ruibarbo y 50 gramos de bitartrato potásico (cremor tártaro).
Se aplasta el caqui, las raíces y semillas y el ruibarbo, y se mete la mezcla en un recipiente de vidrio con 5 litros de alcohol de 70 grados o aguardiente. Se deja con ceniza caliente durante 7 días removiendo a menudo y se cuela. Se añaden 1 litro de agua de fuente y 400 gramos de azúcar. Se mezcla bien, se vuelve a colar y se embotella en recipientes, en los cuales se conservará muchos años.
Se toma cada día, preferentemente un cuarto de hora antes de cenar.
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