Estos días de frío no nos parece que Cleo esté muy bien en el exterior,
paseando por el bosque, de manera que corre por dentro de la casita de
madera, calentita con la estufa de leña y haciendo de las suyas, como
roer cajas de cartón donde guardo libros y haciendo otras lindezas.
Para que no le falte su aporte nutritivo fresco, los humanoides le
ofrecemos hierbas que recogemos con nuestras propias manos a modo de
ofrenda.
Empiezo a entender cómo nuestros antepasados deificaron a algunos
animales: a base de tener que satisfacer sus necesidades, el adorador se
convierte en adorado, el servidor en maestro...
Empiezo a comprender muchas cosas...
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