De totalmente inesperado puede calificarse el parto de Chivita. Ningún indicio esta vez: la ubre no se había hinchado, no estaba reticente a salir del corral...y de repente, unos lamentillos...ay -digo yo-, si parecen quejidos de parto...
Y sí: Chivita nos llama porque está pariendo. En cinco minutos...uno....y....dos ¡¡¡
Nos llama Chivi porque quiere que estemos a su lado cuando pare: se tranquiliza, nos mira con cariño. Ya no se lamenta: deja que Josep tire ligeramente de los cabritillos para ayudarla en su esfuerzo. Y luego...
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