Hoy en día para poner bisagras a una puerta o ventana nos vamos a la ferretería y compramos esos graciosos engendros metálicos que parecen mariposas replicantes con sus correspondientes tornillos. Pero...¿cómo se hacía antes, cuando no había ferreterías en unos cuantos kilómetros a la redonda, ni dinero para gastar en estas cosas? Mayormente porque la gente sabía como hacerlas por uno mismo.
Pues se hacía como se ve en la foto: las bisagras eran de madera, y a fe mía que parecen resistentes...no sólo lo parecen, sino que lo son, puesto que éstas han aguantado unos 200 años en el gozne de la puerta.
Aquí quedan como ejemplo de habilidad manual y de ingenio
humanoide.
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