A Zeus, que aunque es dios, sufrió de lo lindo en sus mocedades, lo amamantó la cabra Amaltea en Creta. La misma que luego dio su piel para el Vellocino de Oro. Nosotros, que de momento estamos catalogados como semidioses, también tenemos cabra que nos amamanta, aunque debemos nutrirnos con algo más enjundioso. Ajoarriero.
No me gustaba mucho el bacalao (hace bola), pero desalado y desmigado, envuelto en caricias de patata, pimiento y tomate, es otra cosa. Manjar de dioses catado por estos diosecillos errantes entre un auténtico mar de niebla blanca y lechosa como el néctar de Amaltea.
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