Mucha gente no quiere hablar de la muerte. Es otro de esos tabús de la sociedad moderna. Nadie muere...si acaso se transforma...pues no. Nos moriremos todos algún día, con el gracioso añadido de que no sabremos cuándo...inquietante, ¿verdad?
Nuestros amigos mexicanos, más vitales, se lo toman a coña y comen calaveritas de azúcar o chocolate. Hay que comerse la decorada con tu nombre. Ñam ñam.
A la gente de bien occidental le asustan las calaveras. A mi no. Todos llevamos una dentro. Este cráneo es de mi Kira, ¿os acordáis?, la jefa de mi Guardia Pretoriana. No me asusta tocarlo: fue mi amiga y lo será para siempre. Y hoy me recuerda que arrieritos somos y en la energía oscura del universo nos encontraremos. O no...
2 comentarios:
Bueno, el humor negro tiene su encanto. Tuve a mi padre hace un mes hecho polvo, literal, en un pote,en el tocador de su cuarto.Y puedo decir, sin que me enchironen, que he tirado a mi padre por un barranco. Nací para halloween, antiguamente, para todos los santos. :)
Juli Gan, eres muy grande. Yo diría que estás en la cima.
Publicar un comentario