Sí amigos del misterio, me comunican que un cónclave de ancianas reunidas en el cementerio han vaticinado sin ningún género de lugar a dudas que este año nevará. Intensamente y a no tardar. Ante esta previsión irrevocable, que no superan ni las témporas mismas, no queda otra que resignación y tomar medidas. Sabedor de ésto, mi maridín, con mirada perdida y ojos desorbitados, no duda en manifestar: ¡no, las olivas, sobre todo hay que salvar las olivas...! Es necesario reconocer que el interfecto está ya totalmente ruralizado y abducido por el tros-el tros. No me opongo en absoluto, si bien cabe reseñar que no ha dejado de perder esa ingenua frescura de lo urbanita, que sin duda, ante una buena nevada de esas enjundiosas, antes de llamar al Gencat.cat para dar parte de que están atrapados en una ventisca y van a morir de frío e inanición en la A-2, exclamarán, quejumbrosos, aquella genial locución: ¡CA MACO...!
NOTA: a los habitantes de Urbanilandia se les llama, entre otras cosas, camacos. Proviene la palabra de la transformación fonética de la expresión QUÈ MACO (qué bonito, en catalán) y que es exclamación característica de los urbanitas ante cualquier fenómeno de la naturaleza, por lo demás totalmente habitual, pero que a ellos, criaturas rodeadas de asfalto y medio ambiente de condiciones controladas y de general tono grisáceo, les parece una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
2 comentarios:
Camacos y pixapins, aunque de esos no haya ni uno que mear. Jijiji. Como soy "pixapín" ayer estuve atenta al temps de la TV3, salía el Eloi Cordomí, qué pena que no fuera el Tomàs Molina que tanta gracia hace, para decir que viene un frente polar para el martes. Huyx, huyx, huyx. Ya s'acabó el veranico de propina.
Dicen que Tomàs Molina es el yerno que todas las madres quisieran tener...
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