Anunciaban lluvias bíblicas y todo ha quedado en nada. Desde luego, que se lo hagan mirar los meteorólogos porque pronosticar bonanzas es muy fácil; la talla se da en las situaciones anómalas. Hay aficionados que lo hacen mejor que toda la ristra de mediáticas personas del tiempo.
Así que a plantar calçots, que es la época. Surcos en la tierra regados generosamente, y en el fondo se entierran las cebollas en sus dos terceras partes. Sin descabezarlas, que hay estudios comparativos que no detectan beneficio alguno en tal práctica. Estiércol curado por encima -una leve capa- y a esperar que broten. Luego se irán calzando con la tierra lateral para enterrar los tallos y que blanqueen. Y sigue sin llover.
2 comentarios:
Pues nada, para finales de invierno, calçotada. Estoy pensando que, como ahora también se cosechan las manzanas y en invierno empieza la temporada de sidrerías. ¿Estará buena la sidra nueva empujando los calçots? Habrá que probar.
Una calçotada con sidra puede ser espectacular!!
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