UNA BIÓLOGA EN LA REPÚBLICA INDEPENDENT DE LA SISQUELLA
sábado, 10 de septiembre de 2016
ARES, LA MADRE DE DIOS...
Llegar al santuario de la Mare de Déu de les Ares es chungo -tanto si vas de subida como si lo haces de bajada - si vas caminando. Desde València d'Àneu la cuesta es considerable: hablamos de la Bonaigua, amigos...así que decidimos subir al puerto en el autobús del Parc, que resopla airoso al llegar a los 2072 metros de cota. Después de triscar algo por esas cumbres y contemplar el valle de Aran y las cimas del Monte Perdido, iniciamos el descenso valleando. Al principio, de manera plácida...pero al poco...cielos, algunos barranquillos imprevistos nos recuerdan que a la montaña hay que conocerla antes de meterse en ella. Sin demasiados descalabros pero ya acuciados por el hambre montañesa que se gesta al fulminar las reservas de glucógeno hepático, llegamos a las 2 en punto al refugio de Ares, en donde nos espera una auténtica comida pallaresa y el santuario, espectacular por su osadía pirenaica, desafiando aludes y tormentas, sacralizando a los que tienen a bien acercarse a la hermosa inmensidad del Pirineo.
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