El ser humano es un fatigas inmenso que quiere poseerlo y abarcarlo todo; es por eso que el resto de seres vivientes molestan a un buen número de integrados en la modernidad egocéntrica y excluyente y o bien se los cargan a tiro limpio o bien los encierran en reductos conocidos como reservas naturales.
El norte aún sorprende. Aunque va a menos, la presencia de especies diferentes a la humana es manifiesta. Así pues, podemos gozar al encontrar esta manada de caballos y establecer con ellos una deliciosa relación. Como suele suceder, los ejemplares más jóvenes son los más receptivos a la interacción. Hay que subir alto, por eso: camino de las cimas del Aran.
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