Vamos a hidratarnos un poco después de ver que en el sur no llueve. Sí lo hace en el norte, y el resultado es esta riqueza de recursos que se torna calidad de vida. Los esfuerzos, que hay que hacer igual, son mejor recompensados cuando el entorno es favorable. Entendemos perfectamente la razón de los movimientos migratorios de las épocas pasadas y la mitología de ese norte nebuloso, esa Hiperbórea arcana primordial.
La riqueza de los valles pirenaicos es proverbial. Por eso culturas tan antiguas como el hombre se movieron trashumantes de un valle a otro, estableciendo una red de caminos de este a oeste, siguiendo las sendas que los rebaños marcaban en los pastos altos.
La aridez va a empujar a la gente hacia el norte. Esperemos que se respete ese derecho que como humanos hemos tenido desde siempre al libre movimiento en un mundo que es de todos.
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