domingo, 18 de febrero de 2018

QUÉ CALVARIO...



En la estación X, ya algo tensos...
Para llegar a la ermita del Calvari d'Ascó hay que chuparse las catorce estaciones del Vía Crucis en sentido ascendente, claro. Una vez arriba, el edificio no transmite una especial sensación: es una de esas ermitas neo, que no marcan ninguna fuente ni telurismo pétreo. La construyeron, según dicen, para conmemorar el regreso de una pareja a la que, por razones no demasiado claras, se le negó el sacramento del matrimonio; así que se fueron del pueblo y medraron en otro lugar. Años más tarde, ya prósperos, regresaron y dedicaron esta ermita a modo de elegante corte de mangas: Ramon Jorda Casó me fesit año 1807, consta grabado en la clau de volta.


Pero la ermita no está en la cima del promontorio.
Más arriba, encontramos agujeros excavados en la roca. Rectángulos que parecen haber sido la base de un soporte para algún elemento de techumbre, o en todo caso, que sugieren verticalidad.



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