El acabado de mi libro sigue la misma estética aplicada al que hicimos de prueba: con elementos reciclados (tela, cartón imitando el aspecto del pergamino) elaboramos las tapas y el lomo. Y aquí está
El tiempo y el lugar, una obra curiosa que escribí hace un año en soporte informático, pero que en físico está siempre a disposición del lector sin necesidad de energía externa ni de tecnología alguna. Ni qué decir tiene que me encanta poder parir un libro desde el mismo momento de ser escrito hasta su encuadernación. ¡Olé!
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