Ya os dije, octubre, mi mes favorito sin duda alguna. Es la luz tan hermosa...y otros matices hacen aún más hermoso todo: un huerto en otoño, radiante, frescal, y un hombre como éste que contempla el desarrollo de los vegetales que ha hecho crecer con sus manos. Las calabaceras están preciosas. La judía, magnífica. Y el hombre...ya ni os digo...
Otoño en el huerto...qué luz, qué hermoso. La lluvia ha lavado el ambiente, no hay ni una sola molécula que no haya recibido la vitalizante humedad...dicen que va a llover más. Turgencia, plenitud.
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