El arte del pastoreo abarca numerosas facetas, y una de ellas es la elaboración de cencerros, campanas y cascabeles para la ganardería. Aquí hay un hermoso ejemplo que nos muestra Jose María en Ceresa: un cencerro para vacas. Cada uno tiene un sonido diferente: por él se puede determinar el animal que lo lleva, dónde está y a qué distancia.
Como todo arte arcano, se pierde. Pero bueno. Aquí quede constancia de tal habilidad y de lo útil que era.
Conocen las vacas a su amigo humano, y no temáis que no se irán: volverán, cada tarde, al calor y el cobijo del establo. Y a la caricia amable del vaquero.
2 comentarios:
Bueno hay que decir que en esa casa no solo se cria a los animales si no que ademas se les mima....si algo hay que me ayude a dormir bien es el lejano clong clong de los cencerros de las vacas.....claro esta que pegadas a la ventana no se yo si se podria dormir...jejej
Si has resistido los embates del caballo rascallú que usaba el retrovisor de la Martona para rascarse el culete, puedes resistir ya todo....
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