Está claro que cuanto más tiempo se vive, más posibilidades tienes de cagarla y pasar a ser mala persona. Véase sino el caso de algunas ilustres personalidades, tales como Alejandro Magno y Jesús, ambos muertos a la edad temprana de 33 años, y que como no tuvieron tiempo de delinquir han pasado a la historia como santos varones. A medida que pasa el tiempo, hay que hacer más virguerías para sobrevivir decentemente, de manera que la probabilidad de pasar a ser indignado e indeseable aumenta de manera exponencial, hasta llegar al estado de yayoflauta.
Como bien dijimos hace unos días, la venganza debe ser plato que nos sirvamos nosotros mismos de una especie de buffet libre tipo Area de Guissona, emblemático establecimiento al que acuden próceres desde las más lejanas tierras, solo por el hecho de que la entrada cuesta unos 5 euros y se pueden poner ciegos de comida. Así las cosas, iniciamos nuestra etapa de Justicia Ciega con algunos ajustes presupuestarios y de cuentas. Que conste que quien roba a un ladrón, tiene 100 años de perdón, y nos hemos propuesto alcanzar la eternidad.
Disponemos de arcos de repetición. Para enmendar entuertos simultáneos.
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