Que bebamos Martín Codax no significa que no podamos deglutir también Viña del Mar y otros sospechosos vinos de la Denominación de Origen Catalunya. Asimismo, no todos los que viven dispersos por los montes son drogadictos, ni borrachos. No todo el monte es orégano, y a veces detrás de los más armoniosos aromas se esconde la mala leche de un chinche de campo...
Noche tormentosa, rayos en la lejanía...truenos apenas perceptibles. Me siento transparente, mi opinión no importa...no importaba, corrijo. Nada de lo que digo es tenido en cuenta, así les luce el pelo a las personitas que viven en sus mundos propios. No es que sea yo un hacha, pero digamos que las veo venir. Así que cuando aviso que ruedan cabezas, es que van dando tumbos ya por los pasillos de la Torre de Londres cual Bolenas redivivas.
Eso sí: luego que no se me acuse de no ser fiel a mi misma: desde ahora será mi única bandera, y ni mástil necesito. Por supuesto, que ya nadie me busque para ser depósito de penas varias y de lamentaciones de Jeremías. Nadie es taxista de nadie, ni yo lo seré tampoco, ni física ni anímicamente. Ya he tenido bastante. Autosuficiencia del alma, sí. Que no soledad...eso ya pasó. Porque ahora, en medio de la noche tormentosa, el abrazo de un ángel caído me reconforta. Y lo demás, al pairo que me trae.
Robin cabreadissima dixit.
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