En fin, es tiempo de bacalao. Pero no de cualquier forma, sino a la vizcaina. La salsa de este plato es la más deliciosa que he probado nunca, seguida de cerca por la de fricandó, todo sea dicho. Para prepararla se necesitan pimientos choriceros, ajo, cebolla, aceite, y tomate, aunque la adición de la solanácea es una variedad de la salsa original- para suavizarla- la cual lleva solamente pimiento. La receta es fácil de encontrar en internet así que no la escribo, porque es laboriosa y es mejor tener un lugareño que la prepare, como es el caso. La verdad es que a mi el bacalao nunca me ha gustado, porque es pescado que al masticarlo hace bola. Pero esta vez....esta vez no ha hecho bola, sino que se deglute de forma suave y amorosa, en forma de esas laminillas envueltas en la deliciosa y nutritivísima salsa repleta de hierro y vitaminas. Digestivo en extremo, al contrario de lo que pudiera hacer sospechar la contundencia de los fortísimos pimientos choriceros.
El plato es de obligado acompañamiento con un txacolí Doniene del año 2012.
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