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Un pueblo catalán, de espaldas. |
Hablábamos hace un par de días de Catalunya como fachada, como decorado de cartón en un teatro de guiñol. La realidad puede ir reduciéndose de escala, como los fractales, y el patrón se repite: a nivel local, la fachada, lo visible, es sobrio, digno, hasta puede llegar a ser majestuoso: un país, de hecho. Pero por detrás, la ruina acecha, la desidia, el olvido, la inoperancia: lo que viene a ser la decadencia, vamos. Así está el país: subir o bajar en la escala fractal repite el patrón.
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