La ermita de Santa Madrona está edificada sobre un poblado protohistórico. De hecho, la ermita actual se levantó en 1887 sobre una más antigua. La vía de acceso está marcada por enormes bloques de piedra que formaban parte de la demarcación defensiva original del poblado. Es el más septentrional datado en época ibérica.
Pero además, tenemos una necrópolis a unos 200 metros de la capilla, con dos niveles de ocupación: uno de finales del siglo III antes de Cristo y otro más antiguo que corresponde a enterramientos de la primera Edad del Hierro, en el siglo VII antes de Cristo.
Una colina cercana es extrañamente cónica. En su cima, una gran piedra permite alinearnos con la entrada de la ermita y algunos marcadores intermedios.
Apasionante lugar...
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