Las vainas de las judías están secas, colgando de los esqueletos ocres de celulosa de los tallos. Todo parece muerto...
Pero no lo está, pues dentro de las vainas anidan las alubias, vivitas y coleando. Y así es como de una sentada recogemos dos kilos de judías secas que, para mayor regocijo, nos muestran la multicolor seña de la imaginativa hibridación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario