En el valle del Aure, en un recodo del río, la capilla del Temple se distingue desde lejos. La altura de su espadaña es considerable: de hecho, un letrero indica que está prohibida la escalada por la fachada. Cosas de humanoides.
El cementerio anexo es, como todos los que recogen a los muertos bajo tierra, calmo, en reposo. La nieve contribuye a acentuar la sensación de protección final, de descanso eterno.
Había un hospital anexo, hoy perdido.
Reposad por siempre.
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