miércoles, 23 de octubre de 2019

LA MUJER DEL ROJO

La población francesa acogió a los refugiados españoles con afecto, pero una cosa es la gente y otra los cenutrios que ostentan el poder. Así que el gobierno francés, ante la presión de los conservadores y del dictador Franco, internó a los refugiados en campos de concentración.

Los campos de la vergüenza franceses
"Aunque la izquierda francesa veía el asunto de los refugiados españoles con simpatía, los conservadores se mostraban temerosos y contrarios a la entrada en el país de dichos refugiados. El Decreto Ley del 12 de noviembre de 1938 del gobierno francés presidido por Daladier, mencionaba a los "extranjeros indeseables" y proponía la expulsión de todos ellos."
(Wikipedia).

Extranjeros indeseables...¿os suena?

Mi abuelo Juan fue encerrado en uno de esos campos de concentración, aunque no he conseguido identificar en cual. Casi murió de hambre.
Sé que más adelante trabajó en la Renault, implicado -como no podía ser de otra manera- en la lucha por los derechos de los trabajadores. Entonces envió una carta a mi abuela María para que, con los dos hijos y las dos hijas, tomaran un tren a Francia.
Pero mi abuela, en una decisión de la que nadie conoce el motivo (y que creo que nadie se lo preguntó nunca) dijo que no, que se quedaba en Barcelona. Rechazó también el ofrecimiento de viajar a Argentina que le hizo Orencio, ya bien establecido, donde hubiera podido iniciar una nueva vida. Y se quedó en Barcelona pasando penurias, ella y sus hijos, porque era "la mujer del rojo" y nadie le quería dar trabajo. De mi abuelo, nunca se supo nada más.

Sé cómo era mi abuelo porque he visto una foto. Rubio y de ojos azules. Parecía un nórdico. Sé que mi abuela guardaba más fotos suyas, incluida una que le mandó cuando salió del campo de concentración. Pero mi abuela, días antes de morir a los ochenta y tantos años, las rompió todas. Durante todos los años que vivió con nosotros, nunca la vi sonreír.

Así que, como comprenderéis, me la traen al pairo los reinos, las repúblicas y la santa paloma de la paz que permite que pasen todas estas atrocidades, una, y otra, y otra vez. Porque la historia se repite, y se repite siempre hasta que alguien diga basta.
Y ese basta, queridos, tampoco os va a gustar. Como esta historia, que ya avisé al principio que no os gustaría.

Robin d'Ebre, desde la República Independiente de La Sisquella.

3 comentarios:

Gorgk dijo...

🌹
Los cristianos tienen mucha simpatía por la historia de David y Goliat, que es la guerra entre hebreos y filisteos. Lo que no suelen decir es que el pequeño David venció a Goliat porque lo mató.
Cristo dijo: 'he venido a traer la guerra, no la paz'.
A los hebreos nos critican porque somos guerreros. Hemos tenido mucho tiempo para aprender que cada uno de nosotros es un Templo Interior. Primero, cada uno. Luego sumaremos. Eso se comprende luchando.

Robin dijo...

Mencionar ni siquiera de resquitlló la palabra guerra te hace caer automáticamente en anatema en el contexto catalán. Piensa que no solamente es el recuerdo de las balas, sino de lo que pasó después: delaciones, por ejemplo. La gente delataba al vecino para quedarse con sus posesiones. Una muestra más de la ignominiosa falta de integridad del género humano. Pero, en efecto, seamos valientes: esto sólo lo arregla una guerra. Porque el estado español tiene a su favor el factor tiempo: solamente tiene que sentarse y esperar. La efervescencia catalana contemporánea decae en breve.

Miguel dijo...