Estoy leyendo un tríptico sobre los íberos en la zona de Tivissa. Se hace referencia a que esta zona era en tiempos del Imperio Romano una tierra productora de vino, aceite y cereales. De aquí partían estos productos para ser comercializados en todo el Imperio. Se conservan de aquellos tiempos hornos, zonas de prensado y almazaras.
Imaginad las dificultades que hoy tenemos para el transporte, con enorme coste energético y consumo de combustible fósil, contaminación...pero entonces comerciaban igual, sin tanta pamplina. Todo era más lento, pero por lo tanto, más valorado.
Pienso por ejemplo en una ágata, un ojo de tigre o una amatista de las que tenemos aquí. Su coste económico es irrisorio para una belleza como la que poseen. Vienen de lejanas tierras: su transporte ha sido costoso sin duda. En otros tiempos, tener una de estas piedras hubiera supuesto casi un festival por parte del poseedor. Lo era, sin duda. Hoy en día se considera prácticamente un abalorio...
Valoremos las cosas. No entremos en la decadente futilidad de lo insustancial por consumible. Todo tiene valor. No dejemos que nos lo arrebaten.
3 comentarios:
Muy buena reflexion.....atentas peces no valoramos lo realmente importante
Las cosas buenas tienden a perderse en la noche de los tiempos.
Valoramos valoramos...valoramos el avatar de kingeloberon oberon que vamos...
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