Aunque si miramos bien, la obra humana se hace casi pequeña frente a la obra geológica y vegetal, ante el mundo vivo donde ésta se asienta. El río Ebro discurre majestuoso por esta ribera apenas sin pendiente ya, cerca de su delta.
Se dirige aún hacia unas sierras majestuosas para dar el saludo final a la geología descarnada que lo ha enmarcado en su camino hacia el arenoso y leve lecho que lo recoge en su encuentro con el mar. ¿Cuántas horas hace que este agua ha salido de su origen? Los pensamientos ascienden, río arriba. Subir contracorriente, hasta llegar al origen, a su fuente. ¿Algún día lo haremos?
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