miércoles, 16 de diciembre de 2015

ADAPTACION AL CAMBIO CLIMATICO

Inteligencia es adaptación. Mediados de diciembre y se puede ir en manga corta. Nuevas generaciones de perseverantes moscas nos acompañan. Se puede comer en la mesa de fuera de casa. Bueno.
He pensado que basta ya de quejarse por el cambio climático. Usemos el cerebro y analicemos: no gastamos apenas leña. No nos enfriamos. Podemos realizar actividades al aire libre sin perder dedos por congelación. Cantan las avecillas con una desacostumbrada alegría. Verdea el prado. ¡Albricias! ¿Qué más se puede pedir? Hagamos lo que hagamos, a escala sisquellana, no podemos contribuir a más. Hemos hecho todo lo que en nuestras manos estaba; sólo nos quedaría dejar de respirar para no producir CO2 pero esto aún no lo contemplamos. Disfrutemos, pues, de estas delicias primaverales en diciembre y alegrémonos de las fertilidades propias del tiempo, como Gala que ingiere madroños sin fin, como si no hubiese mañana. Aunque hay que decir que se empachó y anduvo vomitando después. Recordemos que los frutillos del madroño se conocen también como borrachines por su alto contenido en alcohol.

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