Las hojas secas de la vid pueden ser utilizadas como abono orgánico. Esto permite devolver a la tierra parte de la materia orgánica que de otra manera se perdería añada tras añada. La viña no necesita apenas abono, dado que ha de mantenerse un crecimiento moderado para permitir el desarrollo de menos racimos, pero con uvas de mayor valor; un exceso de vigor nos dará más producción (más peso) pero de uvas más pequeñas y con menos valor para producir vinos de calidad. En nuestro caso, hemos separado hojas secas del año anterior de una poda en verde, las hemos triturado manualmente pasándolas por el cedazo y las hemos incorporado en los laterales de las hileras de plantación. Laborioso, pero gratificante.
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