Queridos humanoides, no, no sois el centro del Universo; no está todo diseñado a vuestra imagen y semejanza, ni para fastidiaros especialmente. No temáis, pues este bicho no os va a picar: el pincho con que se adorna es un ovopositor. A través de él, esta hembra de Icneumónido inocula sus huevos en las larvas de otros insectos; cuando los huevos eclosionan, las larvas neonatas se nutren de las huéspedes...horrible, ¿verdad? Casi tan horrible como lo que el género humano es capaz de hacer a sus semejantes...
Pero el Icneumónido es más inocente, pues las formas adultas liban los nutricios nectarcillos de las flores, sin cargarse ninguna cosecha. Es más, a buen seguro habrá fulminado un buen número de larvas de simúlido, de barrenillos...mucho mejor que el género Homo, dónde va a parar...
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