A pesar de los ataques en masa de los simúlidos, que se creen que soy su pista de aterrizaje y repostaje, el huerto progresa ajeno a las picaduras. Y ojo, que los malvados seres volátiles se han dado cuenta de que si aprietan un poco más, traspasan la ropa. Pero es igual: ya harta de pasar calor con mis
búrkikas protecciones, me despojo de ellas y los afronto a pecho descubierto (es un decir). Todo por el huerto, que está hermoso.
Medran con vegetal exuberancia las berenjenas y los tomates. Las judías, en todas sus variedades, ascienden por las cañas haciendo colgar cual ornamentales pendientes las alargadas vainas: ya hemos recogido dos kilos. Los pimientos largos italianos y los tomatitos cherry son los primeros en madurar.
Vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario