Estamos en tierra de almendros y hasta ahora no habíamos intentado hacer leche de almendras. Imperdonable. Pero corregimos el error.
Para conseguir medio litro de leche de almendras necesitaremos un vaso de 250 ml lleno de almendras sin la cáscara exterior y dos veces el mismo volumen de agua.
Pondremos las almendras peladas en remojo durante una noche para que se hidraten; al día siguiente, descartaremos el agua de remojo y las machacaremos en un mortero lo más finamente posible e iremos añadiendo el agua de los dos vasos poco a poco mientras removemos. Se observa cómo inmediatamente se forma un líquido muy semejante a una horchata; a continuación este líquido se filtra apretando con fuerza para separar los restos de las almendras: para este fin recomiendo un colador metálico; y ya tenemos nuestra leche. Eso sí: hay que consumirla inmediatamente después de hacerla porque a menos que se tenga un buen refrigerador se estropea en muy pocas horas dada su riqueza en nutrientes.
La pulpa de almendra restante puede incorporarse a la masa de un pastel. ¡Aquí no se tira nada!
La pulpa de almendra restante puede incorporarse a la masa de un pastel. ¡Aquí no se tira nada!
Nota: de compra va muy cara. A nosotros nos sale gratis.
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