¿Nace la complacencia de las sociedades evolucionadas de una selección genética? Es decir, ¿existen realmente una clase obrera y una clase dirigente desde tiempos inmemoriales, o son producto de una influencia educacional?
Según mi parecer, existe una base genética subyacente que favorece que unos individuos sean dirigentes y otros dirigidos: determina una capacidad distinta para aceptar y para acatar más mansamente las órdenes y las directrices en unos individuos y en otros.
Sin embargo, esta selección genética aún no ha tenido demasiado tiempo para actuar; digamos que unos pocos miles de años tal vez han modulado una respuesta, pero aún no la han hecho tan determinante como para seleccionar clases genéticas con tanta definición como en el caso de la sociedad de las abejas. Sin embargo, vamos como sociedad por ese camino.
La aceptación de unas normas no es en sí dañina si éstas son razonables y consensuadas. Pero la imposición de unos criterios basándose en la autoridad forzada de una minoría sobre el resto de la población es, cuanto menos, digna de reflexión. Si se siguen reproduciendo los individuos dentro de estas clases sociales que cada vez tienden a ser más marcadas, la selección natural finalmente actuará. Pensemos que se va destruyendo el tejido equilibrador que constituía la clase media.
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