No era la destrucción del yo lo que buscaban los cátaros, sino su transfomación gradual para que se despertara en cada uno la conciencia del yo superior, del Espíritu individual. Lucienne Julien.
Querido Xènius...¡no estábamos tan locos! Si ya lo decia yo...y ¿sabes...? Tú, querido implante cerebral...tú eres mi super-yo.
-¿Que yo soy tu super-tú? ¿Eso no lo decía Nietzsche?
-No, que tú eres mi super-yo.
-Si es lo que yo te digo, que tú y yo somos un super-tú y super-yo.
-No, yo no soy tu super-tú. Tú eres como si fueras mi otro-yo, pero super-mí...¡oh, basta!
-Sí, basta, que después de haberte cargado tu mini-yo avatar...¿o debería decir tu super-mini-tú avatar?
-Xèniusssssssssssssssssssssssssssssssssssss¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
3 comentarios:
Nacemos con la consciencia del yo al que anulamos con el paso del tiempo,despojarse de cargas inutiles mirar adelante buscando el camino deseado y no poder verlo a causa de una inmensa cantidad de maleza que lo cubre crea desasosiego,sumergirse en el y empezar a trabajar crea la ilusion del fin del trabajo para ver el camino a seguir,el trabajo espiritual que empieza en el interior de uno mismo es el mas duro pero es necesario pues es el inicio hacia el yo verdadero.
Sobre todo hay que despejar la maleza, que es lo que no deja ver bien el camino.
Ay Don hijo, siempre rompiendo los ambientes de introspección...o no...
La anulación de la personalidad, del YO, ha sido siempre perseguida para controlar a los adeptos. Es el gran fallo de las filosofías orientales, siempre con el "todos somos uno, somos legión" y demás zarandajas. Todos somos uno mientras van bien dadas, luego estampida si se tuerce la cosa...el yo es lo único que tenemos seguro. Todo lo demás...vendrá por añadidura.
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