jueves, 31 de mayo de 2012

LA JUSTICIA DE SHERWOOD

El alcalde, una vez comunicado el acto criminal, dice que el Ayuntamiento no se mete, que son cositas entre vecinos. Estos tíos ni siquiera lindan con nosotros, así que no sé que vecinos ni qué leches. Eficacia de las administraciones y conductos legales: cero.
En todas partes cuecen habas, y en mi casa a calderás, que dice el refrán.
No todo en los pueblos pequeños es idílico. Nunca lo fue.
Mi afán de mostrar las caras amables de la vida no se ve recompensada, de manera que vamos a dejar ya de soñar con mundos ilusorios y vamos a explicar la realidad tal y como es.
Me llegan noticias de que, el año pasado, alguien sulfató el huerto de una persona con matahierbas. Se cargó todo un melonar. Ha pasado más veces.
Estos hechos, que pueden parecer anecdóticos, no lo son. Esconden patologías mentales muy graves. En el mundo rural, queda todo más diluido: la gente oculta a veces los hechos para no crear enfrentamientos en comunidades pequeñas. Y mientras no hay muertos, no se hace nada. Es como un limbo. Otra cosa es cuando alguien muere: entonces todo son ays, y pasa como en el incendio de Horta de Sant Joan, que buscan un cabeza de turco, en aquel caso Delta-Cero, el jefe de los bomberos. Encima eso, el jefe de los bomberos, acusado de homicidio. Manda huevos.
Pero yo no tolero estas cosas: si alguien la hace, todo el mundo lo sabrá. No se gana nada ocultando la realidad.
Gente tarada hay en todas partes. Pero están acostumbrados a que, como dan miedo, los demás no les hacen nada para no encabritarlos. Y así siguen y siguen, sin escarmiento. Tal vez algún valiente, alguna vez, les haya plantado cara: seguramente sea así. Pero no trascienden estas noticias; se ocultan, en aras de la buena convivencia de la comunidad.
No, muchachitos de Sherwood: aquí quien la hace, la paga. La justicia de Sherwood, ya sabéis.

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