Me trago enterito y verdaderito, excepto las votaciones, el Festival de Eurovisión.
Yo me voy.
Azerbayán: qué maravilla. Qué de bellezas naturales...
Me hace gracia porque aquí construyen una torre Agbar y parece que seamos el ombligo del mundo. Tienen por ahí unas arquitecturas insostenibles pero magníficas que dan setenta vueltas a nuestra insigne Urbanilandia. Y parece ser que nadie lo sabía...
Lo único que no me gusta mucho es que...no sé, da la impresión de que domine cierta manera de entender la vida algo...igual es una impresión errónea; sí, seguramente lo sea pero...¿religión imperante? ¿Islamismo, tal vez? Yuyu...
Por lo demás, el festival me recrea las retinas con bellísimas mujeres (que parecen sacadas de las Mil y Una Noches, la ganadora del concurso resultó mágica), hombres algo afeminados (bastante afeminados la mayoría) y una puesta en escena espectacular, que debe haber costado un potosí pero que gracias al petróleo y el gas natural de ese país de las maravillas ya estará recuperado con creces.
Azerbayán...me voy...
A destacar el representante de Gran Bretaña, una gloriosa mezcla de Benny Hill y Chiquito de la Calzada.
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