Apartamos las partes secas de las florecillas del girasol y...aquí están ya las pipas. Blanquitas aún, pero ya gorditas y esplendorosas. A veces, en sitios donde no hay muchos insectos polinizadores, hay zonas de la inflorescencia donde no han sido fecundadas las florecillas, y no hay pipas. Esto lo veía yo de pequeña en campos donde se usaban muchos insecticidas. Tal vez se ganaba en apariencia del cultivo, pero se perdía en polinización: mal negocio. No es éste el caso: se muestra el girasol repleto de pipas, sin fallos. A esperar que maduren. Gracias a abejas, mega-avispones y demás insectillos que se han paseado a su antojo por los floripondios estos.
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