Un señor muy simpático que vende ajos entrelazados en ristras me ha obsequiado con este par de cabezas. Pregunto sobre su origen, al verlos tan grandes: Aragón. Yo no sé qué pasa en esa tierra, que todo crece de modo gigantesco. Bueno, en esta comarca también sucede...estos los guardaremos para plantar en noviembre, porque aunque tenemos la fuente de los ajos silvestres, hace gracia que demos cabida en nuestro huerto a estos ajos que nos han regalado con cariño.
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