Nada más sencillo a la par que delicioso y satisfactorio: la hora del aperitivo en el huerto. Pues resulta que con un melón, unos vasos con cubitos de hielo y un refresco, y oye, tajada va, tajada viene (de melón), se pasa uno un ratito tan agradable a la sombra de las cañas...que ya puede venir Rita la Cantaora, que la invitamos también. Yo, estos placeres tan sencillos de la vida son los que recuerdo con más intensidad. Este momento que os enseño, os aseguro que pasa ya a los anales de las escenas míticas de nuestra vida.
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