Mañoso donde los haya, Josep ha conseguido ensartar los deditos de la manita rascadora de hojarasca con un alambre y volverlos a engarzar. Y luego con precinto por encima del engarce. No es que quede muy sólida la cosa, pero como hay que entrar ya definitivamente en la política de uso de recursos a saco hay que dar ejemplo. Una y otra vez la reparará, inasequible al desaliento, como era en tiempos precapitalistas. Es el final del consumismo: bueno, digamos que es otro tipo de consumismo: con-su-mismo entusiasmo solucionará los problemas. Y con ese humor y esa vitalidad que lo llevan a ser un hombre excepcional.
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