Disfrutamos de imágenes y dibujos de artistas contemporáneos, pero hay verdaderas maravillas de tiempos más lejanos. Gustave Doré pintó, grabó y dibujó universos paralelos. Aquí, por ejemplo, El enigma.
Veo un cierto desánimo generalizado. Animo, muchachos. Pasead, mirad el paisaje, exultante y bellísimo de principios de otoño. Los ocres, amarillos, terrosos, llenan la mirada de calidez. La temperatura es deliciosa, la humedad nos rodea, en los inicios y ocasos de los días, de una bruma encantada...seguid, seguid adelante...o reposad.
Sigue, sigue adelante...pero debes descansar también. Busca el arrobo de un regazo cálido. Déjate ir, envuelto en el aliento de otro. Y si nadie tienes a tu lado, busca en otros mundos -que no son más que tú mismo- y allí nos encontrarás. Por siempre.
5 comentarios:
Un toque de humor: parece la chimenea de Mordor visto desde el camino al cocún lejano...
¡¡¡¡jajajajaaa!!! Vive Dios que hemos pensado lo mismo, se lo decía a Josep mientras escogía la imagen de Doré que más me gustaba¡¡¡¡Es Mordor cuando pete y nos pille a todos¡¡¡
Hay un desánimo general porque interesa que la gente esté lo más débil posible anímicamente para ser manipulada. El presentar la situación como rozando el cataclismo hace que las personas dejen su poder de decisión a otros, precisamente para no comprometerse, por miedo al error y la equivocación que conducen al imperdonable fracaso que estigmatiza a los valientes en esta sociedad de consumo, que empieza por consumir a sus propios miembros.
El mundo siempre fue así. Repasemos la historia de la humanidad, ¿cuándo algo fue bien? En períodos de tiempo largos, siempre ha habido guerras, desastres naturales, cataclismos. La especie humana sobrevive por la socialización que le permite afrontar retos más eficazmente que a nivel individual. Pero el precio es que el individuo deja de ser importante para ser una célula de un organismo superior, prescindible, intercambiable, sin valor alguno para el poder. Nuestra, individual y personal, es la capacidad de ver, de darnos cuenta de esto y de luchar por nuestra propia supervivencia. Y nuestro es el leve lapso de tiempo en el cual encontramos un sitio para reposar. Aunque no sea para siempre, aunque sea un paraíso perdido.
Pero es nuestro, Gorgk.
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