Lo siguiente que podemos hacer con los racimos de uva es exprimirlos y elaborar zumo. Para ello no es preciso tener ningún ingenio dependiente de la electricidad: basta con un cazo, una mano de mortero y un colador.
Desgranamos el racimo escogiendo las bayas en buen estado y las aplastamos. La pulpa resultante se pasa por el colador y se aprieta contra la malla. Un vaso de zumo de uva es una carga perfecta de moléculas beneficiosas si se consume de inmediato.
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