Es por ello que se pueden dar casos como el que nos ocupa, en el cual, a causa del afán aventurero de un caniche, se encabrite un enjambre de abejas y nos persiga, teniendo que huir vilmente ante el acoso de los insectos enfurecidos. Y es así la cosa que el que menos tiene culpa, sale trasquilado. Es así el caso que nuestro colega apicultor, que lleva años trabajando con abejas de manera natural, al cual NUNCA JAMAS le había picado una...pues vaya...va a ser que...
Tres picotazos se ha llevado la criatura.
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