Troya está algo encebollada estos días. Es muy ladradora, y no está acostumbrada a la presencia de humanoides en La Sisquella, pero ahora debe aceptar que no es el centro del universo y que su ladrido no es necesario cuando los humanoides son de buena voluntad. De manera que está empanada: Jacob ha conseguido que Troya se aleje de él sin ladrarle. Aunque ella no parece muy convencida...
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