De buena mañana me levanto, veo mi huerto moribundo...
¡¡¡¡Oh, mísera de mí...oh, infelice¡¡¡¡
Pero a mediodía la cosa se ha arreglado: bueno, diré que me han alegrado el día. Y me he venido arriba.
Así que nos hemos ido al huerto de abajo. Arriba-abajo. Todo relativo, como siempre.
De la causa de mi profunda alegría no diré nada, hasta que no vea yo al mago de Oz(tia) con mis propios ojos en estas tierras; pero os aseguro que la cosa promete. Uy si promete...
-Cuidadín que te conozco...
-Nada, hombre, nada...confía en mí, Xènius...cuando a uno se le está acabando la energía, la sesera afloja...pues oye, que un mago te venga a echar una mano no está nada mal...
-Por eso mismo, que te temo más que a un nublao...
-Qué nublao ni qué leches, si aquí se pone esto que parece que va a caer la de Dios es Cristo y no consiente llover...además estoy muy feliz porque al fin, ALGUIEN, UN SER INTELIGENTE me reconoce que aquí en estos pagos, el sol es infernal. Al fin alguien me comprende como bióloga descuartizada por los elementos...
Socorro...ayuda...
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