jueves, 7 de junio de 2012

MATIZACIONES AL CASO

Bien.
Voy a comentar una cosa.
Estamos teniendo un intercambio de opiniones entre una de las personas del caso que nos ocupa y yo, vía la Flora.
En primer lugar, debo decir que el diálogo es lo que nos hace personas. Y hablando, podemos entendernos en todas las cosas.
El susto que me llevé yo cuando ví el montón de ramas ardiendo es indecible. Si el montón hubiese ardido...hubiera sido terrible. Aunque reconozco públicamente que la intención de la persona que lo encendió NO ERA AGREDIRME PERSONALMENTE.
Sé del problema del barrenillo. Y bien, estábamos valorando la posibilidad de triturar el montón en lugar de quemarlo.
Yo no desprecio a nadie por ser diplomado en lugar de licenciado. Una persona que es payés de toda la vida tiene más conocimiento práctico que yo, sin duda alguna. Esto ya lo habíamos hablado el año pasado, cuando estas personas pasaban por el camino y paraban a hablar con nosotros, en agradables conversaciones.
Pero la facultad de entendernos se pierde cuando se usa la fuerza, y cuando no se valora el mal que se podría haber generado. Si el montón hubiese prendido, sí se hubiera quemado la finca, y la casa de madera, y el bosque. Supongamos, por ejemplo, que yo estoy durmiendo a causa de una medicación, y no puedo moverme ante el fuego...¿y si me quemo, o me asfixio?
Insisto: hablar. Si en lugar de venir a quemar la rama se nos hubiera dado un aviso, algo vehemente incluso, esto no hubiera adquirido los carices de tragedia griega que reviste.
Pienso que la palabra hace personas. La fuerza las destruye.

5 comentarios:

Bishop dijo...

Hay un libro de Lorenzo Mediano que se llama vivir en el campo (supongo que lo conoces) que habla entre otras cosas sobre las relaciones en el campo. Y en el campo suele pasar que si alguien tiene un mal gesto o una mala palabra como no hay tantas relaciones humanas como en la ciudad pues la persona que recibe el mal gesto le da vueltas y vueltas al tema y hace una montaña de un grano de arena. En la ciudad sin embargo entre tantas relaciones si un vecino te hace un mal gesto, al llegar al trabajo por ejemplo ya se te ha olvidado. Con lo que puede pasar que en el campo estas cosas se magnifican. De hecho raro es el pueblo en el que no hay familias enfrentadas, gentes enfadadas e incluso tragedias y luego las analizas y son por tonterias.

Robin dijo...

No conozco el libro.
Ayer estuve escuchando un programa de radio sobre pueblos pequeños...las relaciones son diferentes que en la ciudad. Porque en la ciudad es lo que dices, hay tantas interacciones que los sentidos tienden a diversificarse para abarcar todos los problemas, por lo que estos se diluyen. En el campo, partimos del aislamiento: eso ya es yuyu. Todo se magnifica. Y además, los mediterráneos impulsivos tendemos a tomar la solución a la tremenda.
Una vez me lo dijo una persona que tenía una novia centroeuropea: es que los mediterráneos no sois reflexivos.
Aún nos falta como humanidad avanzar más. Debemos aprender a matizar, a tolerar, a dialogar...cada persona tiene su historia, su vivencia: es difícil, muy difícil, la relación humana.

bishop dijo...

Yo lo encontré en este blog que también sigo: http://www.proyectovivirenelcampo.com/2009/03/vivir-en-el-campo-segun-lorenzo-mediano/
Pensé que era de obligada lectura para todos los que podiaís vivir en el campo. De todas formas el enlace es de megaupload así que ya no funciona pero si lo buscar por ahí no es difícil encontrarlo

Eulàlia dijo...

Buf ,pues yo no se , pero en la ciudad hay también problemas entre vecinos y bastantes en escaleras con varias viviendas.
Robin ,tu irreflexión sobre el tema es una muestra mas de inteligencia y a todos nos pasa que en un momento de miedo o nerviosismo nos exaltamos en demasía.....pero somos humanos y actuamos como tal.......ojala todo se solucione

Robin dijo...

Hay que reconocerlo. Y pienso que esas personas que tienen a menudo problemas relacionales deberían buscar la raíz de tal tema, y buscar consejo en un profesional. Como dijiste ayer, es posible que se trate de una patología que con un tratamiento adecuado tenga solución, y satisfactoria, además. No significa que alguien esté loco por recibir apoyo psicológico o psiquiátrico, baste ver que las personas que padecen transtorno bipolar, una de las patologías más inquietantes incluso para la propia persona que la padece, porque es consciente de que en las fases de euforia pueden hacerse daño a ellos mismos, baste, digo, ver cómo mejoran totalmente con el tratamiento adecuado. El concepto locura abarca desequilibrios de neurotransmisores que en la mayoría de los casos se soluciona con medicación. Antes era anatema hablar de esto, pero hoy en día es un transtorno como una enfermedad hepática o de cualquier otro órgano, y siguiendo la pauta de medicación se soluciona muy satisfactoriamente.