Tenemos plantadas en el huerto dos tipos de sandías: unas de piel de tigre, rayadas, y otras del tipo de toda la vida, de ese verde fondo. Las hemos probado las dos. Para mi gusto, la mejor de las dos es la verde. Es más dulce. Desventaja, y que es la razón de todas las manipulaciones genéticas que ha sufrido nuestra acuosa cucurbitácea: las pepitas son negras, aparentes, y duras. Así que claro, como los urbanitas se dejan los implantes dentales comiendo sandía (uixxx¡¡¡) se hacen las sandías con pepitas pálidas, infértiles y...menos sabrosas. En fin, cada cual que escoja. --Según el estado de su dentadura.
-No me hables, Xènius, no me hables que llevo tres semanas comiendo purés...
4 comentarios:
A mí me gusta jugar con las pepitas. Escupirlas al vecino de enfrente de la mesa. Es divertido. Con las de las sandías trans no se puede, son blandas y no sirven como proyectiles.
Yo uso bolillas de papel mojadas en saliva. ¿Y tiras a dar?
Por supuesto, lo más divertido es intentar encestar en los escotes. Ideal para cabrear a las contertulias.
Jajajajaa¡¡¡ Sobre todo porque no esperan que sean adultos los que nos dediquemos a esto: siempre se la acaban cargando los niños¡¡¡¡
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