Bueeeeno...el que sea veranito y estemos de fiestuca no quita que nos ocupemos de nuestros huertos. Y aquí está la recompensa: más tomates. Unos bombilla, en mi mano, al lado de uno de esos que le gustan a mi maridín, viraets, que les digo yo cuando están cambiando el color para madurar, pero están aún algo verdecillos...él los parte, les pone sal y aceite y se los come con un gozo tal que merece la pena ver cómo disfruta.
La verdad es que el color tan vital, tan potente, de los frutos de la huerta, especialmente ese rojo licopeno de los tomates, es luz.
2 comentarios:
Umm rica cosecha!!! Un abrazo
Un abrazo también para tí y sí que está rica, sí...esos tomates, y las berenjenas y los piminentos frititos...
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